¿Discriminación por tatuajes?
Existen de todos los tamaños, formas y colores; algunos pueden ser una fuente de inspiración o pueden ser algo vergonzoso de enseñar. Los tatuajes han formado parte de la historia de la humanidad desde hace siglos. Sin embargo la sociedad no los ve como una buena forma de expresión.
Desde que somos niños, nuestros padres y todo adulto cerca de nosotros nos han enseñado que tener un tatuaje no es algo bien visto, que sólo los carceleros los tienen o que nos arrepentiremos de hacerlo, esto y un sin fin de pretextos por el cual no hacernos uno. Pero ¿por qué no?.
Las personas critican sin saber la razón por la cual una persona tiene un tatuaje, a veces un tatuaje sirve como recordatorio de algún suceso importante en la vida de alguien o simboliza algo por el cual su vida tiene sentido. El problema de la sociedad es que juzga muy rápido a estas personas.
En México el mayor problema se llama discriminación. La gran mayoría de la gente desconoce el motivo, y este sentimiento de repudio de expresión, pasa del dibujo a la persona que lo porta.
En cuanto al ámbito laboral se refiere, las personas dan por hecho que todo ser que porte un tatuaje no tiene la capacidad de realizar los mismos objetivos que las personas que no tienen tinta en su cuerpo. Sin duda alguna, este es sólo un prejuicio; existen miles de personas con habilidades y competencias que les cierran las puertas del trabajo sólo por su aspecto físico.
Hoy por hoy, se propuso una iniciativa de reforma al Código Penal para el Distrito Federal para tipificar como delito penal la discriminación por modificaciones corporales, como los tatuajes, implantes y perforaciones, entre otros.
En teoría existen trabajos donde definitivamente no aceptan gente tatuada en ciertas zonas (cuello, antebrazos, cabeza, rostro). Por ejemplo, pilotos aviadores o el ejercito mexicano, cuyos requisitos incluyen no contar con tatuajes visibles o que sean mayores de 8 cm.
Los tatuajes suelen asociarlos con una vida rebelde, una persona conflictiva, floja, etcétera, incluso hay personas que evitan tener contacto con gente tatuada, pero ¿acaso ellos discriminan a las personas que no tienen uno?. El problema más común es que se generaliza y se asocia con todo lo malo visto en la televisión o en películas, por lo que se genera un daño físico y emocional al individuo y a la sociedad misma.
Igualdad, lo que falta en este país. Las personas tatuadas, han luchado por generar espacios para promover este tipo de arte, una sociedad que busque igualdad entre todos los seres humanos, la libertad de expresión y el respeto.